Ser padres, es distinto a tener hijos. (I parte)

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Por:
MANUEL ALFONSO CAICEDO
Redactor La Verdad.//


Hay padres que dicen: “a mi nadie tiene por qué enseñar-me  como debo  educar a mi hijo”. Argumentan que nuestros abuelos no tuvieron ninguna preparación y cumplieron buena labor con sus hijos. Pero así como para nuestros abuelos no fue necesario aprender a manejar una computadora o cualquier aparato de última tecnología, tampoco fue importante capacitarse en otras áreas para las que hoy en día es imperativo hacerlo, como es la crianza de los hijos.

La grave situación de descomposición y violencia social que impera hoy, tiene su origen no solo en las limitaciones socio-económicas de gran parte de la población, sino también en las deficiencias en la formación moral y el desarrollo emocional de sus habitantes. Como la familia es el núcleo donde se desarrolla el individuo, es allí donde esas deficiencias se originan y somos los padres quienes tenemos la mejor opción para subsanarlas.

Los niños de hoy saben y conocen más alternativas de comportamiento desde muy jóvenes, que aunque no sean aprobadas por sus padres, son una posibilidad que existe y por la que ellos pueden optar si así lo desean. Su acceso a los medios de comunicación social, les permite informarse sobre actos reprochables que ocurren a diario y las normas sociales o morales son más amplias y muchas conductas antes condenadas hoy no lo son. El joven sabe que si una relación marital no es satisfactoria está la opción del divorcio, posibilidad que no existió para nuestros abuelos. Saben que si un embarazo no es deseado, es posible hacer un aborto. Saben que si hay dificultades para conseguir un ingre-so hay formas “fáciles”  de hacer dinero.

Muchos de quienes hoy somos adul-tos crecimos ignorando estas posibilidades o que eran propias de antisociales. Para tratar de impedir todas estas conductas anormales que más tarde se convertirán en problemas sociales (drogadicción, violencia, vandalismo, corrupción, promiscuidad sexual, etc.) es necesario darles buen ejemplo y crear una relación sólida con ellos. Por lo que tu hijo debe sentirse amado, importante, capaz, seguro, autónomo y aceptado. Y estos sentimientos se desarrollan en los hijos desde que nacen y dependen de las actitudes de los padres.

Así que es hora de comenzar a informarnos y aprender todo lo que sea posible sobre la tarea más trascendental de nuestra vida: ser padres, que es muy distinto a tener hijos.



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