Por:
Ismael Guerra De La Ossa
Redactor La Verdad.//.-
Los políticos son
figuras públicas y como tales están expuestos al escrutinio popular.
Presidentes, congresistas, gobernadores, alcaldes, diputados y concejales, y en
general todas las personas que ocupan cargos de relevancia en el sector
público, como figuras públicas que son, no están exentas de las críticas pues
pertenecen a ese estrato social que los hace proclives a los señalamientos con
razón o sin ella.
Es tan cierto esto que incluso a las figuras
públicas se les limita el derecho fundamental a la intimidad pues, según ha
dicho la Corte Constitucional en reiteradas sentencias, en los conflictos
jurídicos en donde estén involucrados el derecho fundamental a la intimidad y
el derecho también fundamental a la información, este prima sobre aquel. De
manera que el político que no quiere someterse al escrutinio público ya sabe lo
que tiene que hacer.
Traemos esto a colación porque hay alcaldes
que durante el ejercicio activo de la política durante años se dedicaron a
atropellar moralmente, a difamar, calumniar y a injuriar a sus eventuales
contradictores quienes llegaron a los cargos que ellos actualmente ostentan y
ahora que ellos están allí, no quieren que los critiquen ni que cuestionen sus
procederes, como si fueran intocables o porque creen, quién sabe con qué
derecho, que para ellos debe imperar la ley del embudo: angosto para ti y ancho
para uno.
En lo que a mí respecta, quiero dejar claro
que en ejercicio de mi actividad periodística seguiré opinando e informando
sobre todo los aconteceres de mi pueblo y obviamente sobre la parte
administrativa, gústele a quien le guste, así caigan sobre mi rayos y
centellas.
En mis 39 años de vida periodística ya yo
tengo piel de cocodrilo y por lo tanto lo que digan contra mí los áulicos del
alcalde de San Pedro me tiene sin cuidado. Naturalmente, lo que he dicho y
seguiré diciendo, lo he hecho y continuaré haciendo con altura, de frente y con
apego a la verdad y a la justicia. Siempre he creído que el periodismo debe
ejercerse con responsabilidad. Por eso de todo lo que he manifestado en mis
artículos en este periódico todavía no se me ha exigido ninguna rectificación y
no lo harán, sencillamente porque son ciertas mis afirmaciones y no hay cabida
para ello.
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