Por:
Augusto Benítez De La Ossa
Especial
La Verdad.//.-
La ciudadanía
sampedrense en el análisis diario de su entorno ve como aceleradamente se
incrementa su desencanto por el poco brillo del funcionario que escogió para
regir los destinos municipales. Y para que las cosas no entren en el olvido y
con el riesgo de volvernos repetitivos, les recordamos lo siguiente: Cuando el
alcalde fue convocado para la escogencia de los representantes municipales ante
el organismo encargado del manejo de las regalías, conocido como la OCAD, la
respuesta fue la indiferencia y por consiguiente San Pedro se quedó por fuera
de la dirección de tan importante organismo durante los próximos cuatro años.
En la OCAD, los alcaldes elegidos proponen
proyectos de desarrollo con recursos de regalías, primero para su municipio y
después para el resto de las localidades.
Hoy sólo podremos solicitar a través de
segundas personas que nos incluyan en el reparto de proyectos, siendo nosotros
el principal productor de gas del departamento. Y más recientemente la no
inclusión en el programa de Repoblamiento Bovino, ignorando a San Pedro como un
importante municipio ganadero afectado severamente por el Fenómeno del Niño.
Otra desatención de importancia fue el escaso
patrocinio otorgado a sobresalientes artistas en el campo de la escultura, que
con pobreza franciscana asistieron a la reciente exposición realizada en
Sincelejo. El desconocimiento de nuestros artistas cobra más relevancia, cuando
se ha defendido con ahínco el desbordamiento en gastos del pasado carnaval,
alegando que se gastaba a manos llenas porque la causa de la cultura era
prioridad en la ejecución del presente programa de gobierno. Pero nosotros
creemos que el alcalde lo que si tiene es especial debilidad por todo lo que signifique
jolgorio, derroche y francachela.
La asistencia puntual, con concejales a
bordo, al reciente Festival Vallenato es una muestra más de cuáles son las
actividades en que el alcalde se mueve como pez en el agua. Preocuparse por las
cosas que realmente reivindiquen al ciudadano de a pie, por el que vota con la
ilusión de un mañana con esperanzas, el que cree que nuestros hijos y nietos
tendrán un San Pedro diferente; ese tipo de preocupaciones, repito, no están en
la agenda del señor alcalde.
Por lo anterior,
invito a mis amigos de siempre a que no renuncien al optimismo, que no crean
que todo está perdido, porque de seguro si no hay una revocatoria pronta del
actual mandato, al final llegaremos dispuestos a transitar un camino que nos
permitirá ver la luz al final del túnel. Nuestro pueblo no está para retroceder
ni para pensar que todo está perdido. Estos son los escollos que se deben
afrontar para franquearlos y conquistar el futuro. Estaremos dispuestos a
reconocer nuestras equivocaciones porque es la única manera de corregir y
avanzar. Tomar conciencia sobre la inutilidad de algunos dirigentes, como el
que rige los destinos de San Pedro, nos ayuda a reflexionar para que en los
próximos certámenes electorales nos ubiquemos al lado de quien no olvida a sus
amigos y pone por encima de todo, los intereses del que necesita la mano
desinteresada.
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