Por:
ISMAEL GUERRA
DE LA OSSA
Redactor La Verdad.//
El 9 de
febrero de 1996, es decir, ese día de este 2016 se cumplieron 20 años, en el
Hotel Marsellalla de Sincelejo, como presidente del Colegio Nacional de
Periodistas, Seccional Sucre, dije en mi discurso para conmemorar el Día del
Periodista unas palabras que en ese momento causaron en algunos desconcierto y
en otros extrañeza, pues me rebelaba contra el uso de un vocablo que en mi
concepto no debería hacer parte del lenguaje periodístico debido a que nadie en
el ejercicio de la profesión lo cumple a cabalidad, sencillamente porque
humanamente es imposible.
Dije lo siguiente: “Y qué decir de la
objetividad. A riesgo de caer en generalizaciones, de pronto injustas, hay que
afirmar que todos, de una u otra manera, alardeamos de ser objetivos. No hay periodista
que no mencione ese término en busca de prestigio para sí mismo y para sus
medios, pues se considera que la objetividad es el presupuesto fundamental para
suscitar la credibilidad que es lo que perseguimos como símbolo de
respetabilidad y prestancia en el seno de una sociedad.
En este orden de ideas, muchas veces se
llega al extremo de atrevernos a decir, “somos absolutamente objetivos”, como
si eso fuese posible. No hay objetividad químicamente pura, pues, aunque nos
esforcemos por practicarla así, nuestra subjetividad impregnará todo lo que
hagamos. Otra cosa es la responsabilidad.
Esta sí es posible en toda su dimensión
porque ella dimana de la voluntad que es un cometido de conciencia, fruto de
convicciones profundas que obedecen a la razón más que al corazón. Busquemos
entonces ser responsables en el ejercicio periodístico. Hagamos de la
responsabilidad en nuestra profesión un propósito de conciencia inherente al
quehacer cotidiano, que no sea sólo una exigencia profesional sino un imperativo
moral”.
Veinte años después sigo pensando lo
mismo. Para mí la objetividad en el desempeño periodístico es absolutamente
imposible pues a todo trabajo informativo siempre le ponemos algo subjetivo y
si en ese trabajo hay algo subjetivo, deja de ser objetivo. Así de sencillo.
Hablemos entonces de responsabilidad periodística pues esta sí es posible, como
ya lo dije, en toda su dimensión y por lo tanto practicable.
Reitero, pues, mi invitación a mis
compañeros periodistas y comunicadores socia-les para que procuremos no caer
en el periodismo poco responsable que desprestigia la profesión y abona el
terreno para iniciativas de toda clase, incluso legislativas, que solo buscan
coartar la libertad de prensa y por lo tanto imponerle mordazas y cortapisas a
la actividad periodística que si de algo debe gozar es de absoluta libertad e
independencia.
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