Por:
JUAN JOSE HOYOS
VILLARREAL
Redactor La Verdad.
Es imprescindible
poseer un alto grado de carisma al interior de un pueblo, de una
comunidad, cuando se quiere y se aspira, a la obtención de un
cargo público, y más aún, cuando se trata de administrar el ente territorial.
El dirigente o mandatario debe conocer el contexto específico en el cual
trabajará, situar las problemáticas en disyuntiva, optar por la soluciones y/o
ser permisivo desvirtuando así la función pública. Gobernar es un arte, se requiere
de inspiración, de ocio creativo, de tener sensibilidad, de sentir y comprender
lo que se hace, de proyectar acciones y visualizar un horizonte que posibilite
el desarrollo humano de su pueblo.
Singularmente he observado las actividades que se desarrollan en el
pueblo, en especial las que se implementan en estos primeros cien días de
gobierno con la primera infancia, con los niños y niñas, adolescentes y
jóvenes, las cuales son de suma importancia, son vitales; ya que estas permiten
la consecución de entornos protectores, donde se debe reconocer a esta
población en específico como sujetos de derechos; se destacan
con más vehemencia entre las demás. Para continuar garantizando que esta
población se forme en un espacio, y en un ambiente educado, incluyente, y
cultural, se requiere de políticas que sean más, que eficientes y eficaces.
Las imágenes subidas a las redes sociales, se
han convertido en un tipo de referente institucional, en un modelo de medición
de la gestión, en un indicador de metas y procesos, y colectivamente es avalado
por los que hacen parte de estas comunidades virtuales.
La Gobernanza, la Gobernabilidad y las
Políticas Públicas, juegan un papel trascendental, en los modelos de gobierno
que implementan aquellos que han sido predestinados para dirigir.
San Pedro, según datos del Departamento
Administrativo Nacional de Estadística DANE, para el año 2016, tiene una
proyección poblacional de 16.005 habitantes; con un cierre de brechas por
debajo del promedio nacional, es decir, la desigualdad y la exclusión social,
en cuanto al biodesarrollo por habitante de nuestro municipio es alarmante,
deplorable, detestable. He aquí un escenario apropiado para implementar la Inclusión, donde se luche por reconocer los índices de
pobreza moderada y extrema, y así direccionar estrategias y lineamientos que
permitan la inclusión de esta población, a condiciones de vida más humanas, más
favorables, más dignas.
Pero qué decir de la tasa de desempleo; y de
la informalidad; del déficit de vivienda cuantitativo y cualitativo; de la
transformación del campo, del ordenamiento productivo, y de la inclusión productiva. Grandes retos que deben
ser asumidos bajo la premisa de la inclusión; en complacencia los sampedrenses
han aprobado un nuevo proyecto político.
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