El conflicto y responsabilidad del ciudadano

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Por Ángel H. Solórzano Álvarez
Especial para La Verdad


   El conflicto es algo inherente a la sociedad. Constituye una herramienta imprescindible para la evolución y el progreso y, por eso, no se trata de hacerlo desaparecer  ni de impedir que estalle cuando sea necesario. De lo que se trata es de prevenir su desarrollo y de conducirlo  con inteligencia y creatividad para que su resolución resulte positiva.

Hay que considerar los siguientes aspectos  con relación al conflicto:
- Con frecuencia es inevitable.
- Afrontar el conflicto es necesario y puede ser beneficioso.
- Los conflictos degeneran frecuentemente en violencia, pero eso es algo evitable.
- Un conflicto es una situación compleja que no se soluciona simplificándolo de forma artificiosa. 
En general se debe aprender a:   
- Comprender las características de los conflictos en general.
- Comprender que la solución de los conflictos no suele estar en el todo o nada.
- Prever y evitar el conflicto con inteligencia.
- Afrontarlo si ya es inevitable.
- Resolverlo mediante el diálogo y la mediación.
Para ello hay que:
- Aceptar razones de los oponentes.
- Conocer y controlar la propia agresividad.
- Desear una solución justa más que la derrota del oponente.
Todo ello se puede y se debe practicar en la escuela, a partir de los pequeños, o no tan pequeños, conflictos que se producen en ella.    

Es    preciso   recalcar,    y    vale   para   estos momentos que estamos viviendo los colombianos en donde se presentan conflictos por doquier, que no siempre es posible evitar el conflicto y la confrontación.   Por tanto, es recomendable contar con la posibilidad de que se desencadenen y también aprender a resolverlos. En una sociedad compleja existen grupos de personas cohesionados  por intereses comunes y agrupados de manera muy diversa: naciones, raza, lengua, religión, intereses económicos, ideología etc. Hay que entender que los intereses de un grupo entran frecuentemente en contradicción con los de otros grupos. 

En definitiva, la tarea de solución y resolución de conflictos no puede corresponder en exclusiva a un sector de la sociedad. Es hora que la escuela, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, los medios de comunicación social, las asociaciones culturales y cívicas como instituciones, sean las posibles agentes de un cambio cultural conjuntamente con los ciudadanos para que podamos modificar nuestras actitudes.  
  
REFLEXIÓN:
Argumentan los sociólogos modernos que si finalmente se produce un conflicto este debe ser resuelto por la vía dialógica, la negociación o la mediación. La violencia debe ser desterrada de la conducta humana. La educación puede tener aquí  notabilísima influencia, un conflicto no tiene por qué acabar forzosamente con la derrota de unos y la victoria de otros.

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