ENTRE LA RUBIA Y LA MORENA

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ENTRE LA RUBIA Y LA MORENA

Por Carmelo González Arrieta
Redactor La Verdad

    En tremendo lío se encuentra el Gobierno Nacional en cabeza del Presidente de la Republica, Dr. Juan Manuel Santos, al ofrecerle a la Guerrilla de las FARC un espacio de diálogo y negociación que conduzca a un eventual proceso de Paz en Colombia.

Este grupo insurgente, ni corto ni perezoso no solo le cogió la mano al presidente sino todo el brazo “entiéndase aquí el brazo izquierdo, ya que el derecho es de Uribe”. Ellos entendieron al fin que esta era su última oportunidad y no podían desecharla.


Los golpes certeros dados por las fuerzas militares a sus grandes jefes, el asedio constante y el repudio del pueblo por sus actos vandálicos, terminaron por convencerlos de que su ideología arcaica y fuera de todo contexto era cosa del pasado.

Ahora bien, si este proceso de negociación lo utilizó Santos para hacerse reelegir, le dio resultado, pero desmontarlo es difícil por cuanto ya se internacionalizó y los ojos del mundo están puestos sobre él, además la mayoría del pueblo Colombiano le apostó a la salida pacífica del conflicto  y no a la guerra.

Los grandes interrogantes y preocupaciones que se cierne sobre los dueños de este País consiste en que sin las FARC, el gran negocio de la guerra (VENTA DE ARMAS, MUNICIONES, UNIFORMES, NARCOTRAFICO, CONSUMO, MERCA-DO LIBRE, MONOPOLIO, ELECCIÓN DE PRESIDENTES, REPRESENTANTES A LA CAMARA, SENADORES, GOBERNADORES, ALCALDES, CONCEJALES, MINISTROS, EMBAJADORES, CORRUPCIÓN) se acaba, por eso formaron el centro democrático, en donde su máximo jefe renunció a su investidura de ex presidentes para torpedear desde el Congreso con sus áulicos el proceso de paz y la ley de restitución de tierras que le quebró uno de sus huevitos dorados.

Los colombianos no podemos olvidar que gracias a las FARC, se han elegido en este País a varios Congresistas y Presidentes entre ellos Uribe que luego se arropó con la manta de la seguridad democrática para hacer toda clase de fechorías.

Los colombianos no podemos olvidar que este grupo insurgente se dejó utilizar como idiota útil para que este País se lo acabara la clase politiquera y corrupta.

Lo que viene para Colombia sin las Farc como grupo insurgente y delincuencia, se refleja en el nuevo presupuesto nacional. Veintiocho billones de pesos para el sector educativo lo dice todo, la educación es la base para salir del atraso y el subdesarrollo; así lo hicieron China, Japón, Corea y otros países asiáticos, nuestro compromiso es insertarnos en el para coadyuvar a sacarlo avante.

Sin las Farc se acaban los francotiradores del proceso de paz que existen en el ciberespacio.

Sin las Farc agoniza la corrupción que también se ampara bajo la sombra de este grupo insurgente.

Sin las FARC, el discurso político tiene que ser diferente.

Sin las Farc y corrupción, los actores tienen que ser otros.

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